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Obatalá
La Virgen de las Mercedes - Zeus
Pancrasia
Obatalá es el orisha mayor. Es el dueño del camino de Osankiriyán, el único camino que se usa para ir a la loma donde está el Ilé de Olofi. El sol como deidad en el cielo (Olorún) representa a Obatalá, ya que es la unión de todos los cuerpos celestes que estaban separados al principio del mundo. Es la deidad pura por excelencia, dueña de todo lo blanco, de la cabeza, de los pensamientos y de los sueños. Hijo de Olofi y Olordumare, fue mandado a la tierra por el primero para hacer el bien y para que gobernara como rey del planeta.
Todos buscan como abogado a Obatalá. No admite que nadie se desnude en su presencia o se expresen con frases duras o injuriosas, por lo que sus hijos deben ser muy respetuosos.
PATAKI DE OBATALA:
En un principio existían 16 Obatalá-Orún que se reunieron en uno solo para formar a Olorún por lo que es éste quien los representa. Esta unión se produjo en la tierra Irán-Yé o “tierra de la buena suerte”, la cual “es la parte más alta y caliente, donde se solidificaron las cosas todas”.
Cuando Olordumare bajó al mundo, se hizo acompañar de su hijo Obatalá. Debajo del cielo sólo había agua y Olordumare le entregó a Obatalá un puñado de tierra metido en el carapacho de una babosa y una gallina. Obatalá echó la tierra formando un montículo en medio del mar y luego al colocar la gallina, ésta comenzó a escarbar la tierra esparciéndola y formando el mundo que conocemos.
Aún cuando se sabe que fue Olofi el que hizo al hombre, en esta creación faltaba la cabeza y, por tanto, la dirección. Según la leyenda por encargo de Olorún, Odduddua le hizo la cabeza pero con sólo un ojo colocado en la frente, entonces continúo la obra Iba Ibo, agregándole la boca, la voz y la palabra, al reparar que sólo tenía un ojo, como él mismo, le abrió el otro. Cuando termino la obra Olorún sopló sobre el cuerpo del hombre y el corazón hizo “fuque-fuque”, y el primer hombre se movió. Dicen que Olofi expresó “Aquí queda mi omo, mi heredero, Ologún, el mundo, para que lo respeten y obedezcan. Que todos lo hagan Odubade”.
Es, por tanto, considerado Obatalá (a través de Olorún, quien lo representa) el escultor del ser humano. Es el dueño, como creador y regidor, de todas las partes blancas del cuerpo, de la cabeza y de los pensamientos. Creó todo cuanto hay blanco en el ser humano: los senos, la dentadura (se dice que los albinos son los hijos legítimos de este orisha). Es Dios amigo de la paz, la armonía y la recta conducta.
Cuando un orisha no se calma (lo cual sucede a menudo con Changó) se debe de postrar delante de la imagen de Obatalá e invocarle para pedirle la calma, la paz, Obatalá logra calmar no sólo a Changó, sino al propio Oggún.
Según los conocedores de las leyendas de la Regla de Ocha, a pesar de su gran sentido de justicia, Obatalá tiene muy consentidos a Changó, Elegguá y a los Ibedyi. Los muchachos y Elegguá hacen uso con el de sus juegos y picardías, con Changó, llega un momento en el que no se entromete en sus asuntos.
SINCRETISMO.
Como resultado del proceso de transculturación o sincretismo, este orisha africano fue identificado con la santísima Virgen de Las Mercedes, quedándose establecida la doble naturaleza de Obatalá: Obatalá / hembra y Obatalá / macho, relacionado con el sol, la corte celestial, Olofí. Es Dios de Dioses, Zeus, es rey, emperador de todos los orishas. Representa al padre y a la madre como Dioses de la Creación. Tiene en la loma su palacio con 16 ventanas.
COLOR: Blanco y marfil.
NUMERO: 16 (o el 8 y el 16)
MATERIALES: plata, metales blancos, tela de seda o raso, marfil, algodón, plumas de loro.
ATRIBUTOS: Iruke (bastón de cuentas opacas, blancas a veces combinadas con rojo, con rabo de caballo blanco), dilongue (caracol), abbebbe (abanico adornado con cuentas blancas), mano de plata que empuña un poayé (cetro), dos huevos de marfil, ocho o dieciseis okotós (babosas) agogó (campana) de plata, corona con dieciséis plumas de loro (aunque usualmente se emplean cuatro).
COLLARES: El collar es blanco y podrán insertarse cuentas de otros colores de acuerdo a cada camino, por ejemplo, los collares de Obatalá Ayáguna, Ochagriñán, Ochalufón, llevan ensartadas cuentas rojas cada veinticuatro cuentas blancas y admiten caracoles. En el Obatalá Ubá Moró, el coral o la cuenta roja se sustituye por una de color morado. En el collar de Obatalá Ochanlá, las cuentas son de marfil o nácar y cada dieciseis cuentas blancas. En el de Obatalá Aguema se combinan cuentas blancas con verdes.
ROPA: Siempre viste de blanco. En sus caminos guerreros lleva una banda roja cruzada al pecho. Como Oba Moró a veces lo visten de morado (como Jesús de Nazareno). En ocasiones se le bordan custodias del Santísimo Sacramento y cientas en número de ocho.
COMIDAS FAVORITAS: Vegetales favoritos: Ekkú Aró (frijoles carita pelados y cocidos, molidos sin sal y puestos en tortas sobre hojas de platano), Kamanakú (plato a base de arroz molido), agguadó mora (maiz tostado), ichú/iña (ñame, puestos en forma de pelotas) natilla de leche, arroz con leche sin sal, champola, dieciséis anones, frutas que se sientan granulosas al paladar, como el anón, la guanábana, la granada, el zapote, etc. En general, cualquier comida blanca y sin sal.
ANIMALES: Igbín (babosa), paloma guinea, gallina blanca.
INSTRUMENTOS MUSICALES: La pandereta.
RECEPTACULOS: Sopera blanca con cuatro otá (piedra) llamados oké (de la loma) con collares de cuentas blancas. Sus piedras no admiten sol, aire o sereno.
HIJOS: Personas con voluntad férrea, tranquilas y dignas de confianza. Son reservados y acostumbran a lamentarse de los resultados de sus propias decisiones. Dados a las letras.
OTROS: Dios del Iroko, la Ceiba cuyo vellón es su algodón, sus hijos no deben comer cangrejo ni judias ni se apropiaran de lo ajeno, se le atribuyen facultades curativas de enfermedades crónicas como ceguera, parálisis y demencia. La gente no recuerda más alla de 24 caminos para Obatalá, aún cuando los que se trabajan hoy día son sólo 16, los originarios que se reunieron en la tierra Iranyé.
REZO A OBATALA PARA QUE BAJE (según informantes de T.D. Fabelo)
Se forma un coro que puesto de pie, entona con aire reposado y profundo un rezo que llega al cielo con la petición. No se usan instrumentos músicales.
Obatalá, olfuro lo orere
Okañeñé ilé dibó
Obatalá ilé infó motigua
Iyiborere motibá
Babalú Ayé, montiguá, eyeguá uo
Olo oyú kan, elef-fé kan
Igúo loro
Igúo loro
Igúo loro
Eyaguó uo
Eyaguo sé
Eyaguo sé
Eyaguo sé
Moko-sun oguó
Moko-sun oguó
Omo-ba Ibó
Moko-sun ona
Moko-sun Ilé
Moko-sun ona
El rezo continúa, y despues que baja se saluda del siguiente modo:
Baba erú ayé Obatalá erú ayé
Obatala erú ayé m´oguá yé
m´oguá Ogún aché babá
aché yeyé jekuá babá