Obatalá
Entrevista con el santero Remberto
RMLG: ¿El santo ofrece alguna dispensa, digamos, si eres un pobrecito del mundo y no tienes tal cosa para ofrecerle?
Remberto: Sí, se hacen esas dispensas, esas reformas en el sentido que tú dices… El santo es el que dice la última palabra. Si tú debes hacer un santo en el cual sabes que va a fallar determinado animal que, según la tradición, requiere el oricha -porque no está entre tus posibilidades alcanzarlo, y estriba en eso tu salvación-, yo creo que es el propio santo quien ha de determinar si puedes prescindir de esa ofrenda. Lo que no puede pasar es que tú no le des al santo lo que le corresponde por gastar menos de lo que hace falta para el ritual, o porque te pesa comprar otro animal más, o porque piensas dárselo más adelante para utilizar ahora ese dinero en comprar un manual de santería. Eso es lo que no dispensa el santo. Ahora, si de verdad tus condiciones no te lo permiten, si el santo te lo autoriza, hazlo, porque eso es lo que el santo ve.
RMLG: Por ejemplo, si yo tengo prohibido comer tal comida, y es lo único que tengo…
Remberto: En ese caso no tienes que pedírselo por medio de un ritual. Hablar con el oricha es suficiente. En el Itá del santo te dicen que hay algunas cosas que se llaman ewe, lo cual quiere decir que te lo prohíben, porque pueden ser beneficiosas en un momento determinado para sacarte de un apuro, utilizándolas como rogación delante del santo. Ahora bien, ningún santo mata ni destruye a nadie a causa de no darle lo que se le debe dar, porque él está consciente de las dificultades por las que atraviesan las personas; de lo contrario no sería santo. Pero si, por ejemplo, tú no puedes darle un animal al santo porque no tienes manera de conseguirlo en ese momento, debes preguntarle si existe otra cosa que pueda sustituirlo, digamos, un dulce o una fruta, que supla al animal al menos momentáneamente. Eso lo acepta el santo, se lo preguntas y él te contesta. Pero ahí no estás modificando nada, estás consultando todo con el propio santo. Otro ejemplo: si a ti te han quitado la calabaza, y hay un período especial extremo, y hay una miseria tal en tu casa que no puedes conseguir papa, ni ñame, y lo único que tienes para darle a tus hijos es lo prohibido, creo que el santo no te puede castigar porque te lo comas. Lo que el santo no va a entender nunca es que a ti te hayan quitado la calabaza y en tu casa haya papa, ñame, yuca y boniato, y por el hecho de que a ti te gusta la calabaza y piensas que no te va a pasar nada, lo desobedezcas, no sacrifiques tu paladar y te comas la calabaza, simple y llanamente porque sí. Conozco el caso de una amiga, hija de la Caridad del Cobre, una persona ya mayor, que en una situación muy precaria, muy mala, en la que no tenía ni un centavo, ni aún vendiendo algo de la casa porque ya lo había vendido todo (no tenía ni sábanas), y la Caridad del Cobre tenía una calabaza puesta desde hacía algún tiempo, pero aún no estaba podrida, estaba sana…, y ella, para darle de comer a su hija, cogió la calabaza, la picó a la mitad, salcochó la mitad de la calabaza y se la dio a la chiquita. No la comió ella, pero se la dio a la hija. Y Ochún se quedó con la mitad de la calabaza… Pero eso es una situación apremiante. A lo mejor al otro día le cayeron cincuenta pesos y resolvió todo, y le pudo comprar cincuenta calabazas a Ochún. Eso no tiene por qué ofender a Ochún. Además, ella se lo consultó con el coco, y la santa le dijo que sí, que ella compartiría su comida para que la niña no se acostara con la barriga vacía. O sea, mi amiga respetó la parte del santo en ese momento, y le comunicó a su ángel de la guarda por qué lo hacía.
RMLG: Remberto, permítame insistir en la pregunta: ¿admite reformas la religión?
Remberto: La respuesta a esa pregunta es compleja, tiene muchas aristas, es multifactorial, y en alguna medida te la he respondido. Digamos que hay cosas que no deben reformarse, por ejemplo, la utilización de los animales estipulados para el ritual, la utilización de los elementos con los que se hace el omiero, que no deben ser sustituidos por otros; obviar un rito cualquiera por el hecho de ahorrar tiempo o para no pagar el derecho a los demás santeros que están allí. Algunas cuestiones menores sí admitirían cambios, también menores; eso sí, cuando no quede más remedio.
RMLG: ¿Qué modificaciones ha introducido usted en sus ritos?
Remberto: ¿Me preguntas qué reformas he hecho en mi práctica personal? No sé qué decirte; siempre he tratado de ser un fiel seguidor de lo que aprendí.
RMLG: Por ejemplo, en el período especial…
Remberto: Yo no he hecho modificaciones. Considero que no hay que hacer modificaciones. ¿Por qué razón voy a darle a Obatalá una chiva si él no me pide nunca una chiva? Ah, tiene que ser en un momento determinado, que yo necesite algo, y él me diga que quiere una chiva. Bueno, entonces yo me pondría a buscarle una chiva, pero no porque yo quiera dársela. Si él la quiere y la necesita, él busca los medios y las vías para ponérmela en el camino.
RMLG: ¿Esa chiva usted se la puede comer?
Remberto: Sí, lo único que se utiliza para Obatalá son las vísceras, la sangre y la cabeza. Lo otro se come.
RMLG: ¿Y esas vísceras se las puede comer después?
Remberto: No, eso siempre se le pone al santo, porque ahí es donde radica la vitalidad de ese animal y es lo que le trasmite la vitalidad, junto con la sangre.