APUNTES SOBRE FOLKLORE AFROCUBANO. “TRILOGIA DE LOS GUERREROS”
Orisha mayor. Dueño de los caminos y de las encrucijadas, tiene las llaves del destino, abre y cierra la puerta a la desgracia o a la felicidad. Es uno de los principales dioses del panteón yoruba y el primero de la “trílogia de los guerreros”. Cuida los caminos, los abre y los cierra, es la personificación del azar y la muerte.
Es hijo de Obatalá y Yemú y ningún orisha le antecede porque el mismo Olofi lo dijo al designarlo como su mensajero: “Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande en la tierra y en el cielo y sin contar contigo nunca será posible hacer nada”. También Olofi acepto que se le saludara antes que a ningun otro orisha y que fuera el primero en comer. Es el principal guardián de la casa y dueño de los cuatro caminos que forman la cruz al unir el norte con el sur y el este con el oeste.
Para meterse en todos los asuntos adopta las más disímiles formas: príncipe, basurero, piedra, yerba, muchacho, anciano y todo lo que se le antoje. Orisha esencialmente juguetón y amigo de las bromas. Muy aficionado a chiflar y a silvar. Glotón insaciable, puede ser sobornado para lograr de él lo que se desee. Sin embargo, no se le puede ofrendar comida a diario pues se llena mucho y no trabaja.
PATTAKI DE ELEGGUA:
Elegguá es hijo de Okuboro que era rey de Añagui. Siendo muy joven, andaba un día con su séquito y vió una luz brillante que salía de algo con tres ojos que estaba en el suelo. Era un coco seco (obi). Elegguá se lo llevó al palacio, se lo contó a sus padres y luego lo abandonó detrás de una puerta. Poco después, quedaron todos asombrados al ver cómo salía una intensa luz del obi. Tres días más tarde, Elegguá murió. Tras su muerte, se olvidaron del obi, al cual había respetado en un inicio. Pasado el tiempo, el pueblo se vió sumido en situaciones desesperadas y al reunirse los arubbó (viejos), concluyeron que la causa de las desgracias estaba en el abandono del obi el cual estaba apagado, vacío y comido por los bichos. Los viejos acordaron sustituirlo por algo sólido y perdurable, y así colocaron una piedra de santo (otá) en el lugar del obi, detrás de la puerta. Fué el origen del nacimiento de Elegguá como orisha, por lo que se dice: “Ikú lobi ocha” (”el muerto parió al santo”).
Entre los yorubas, se vincula la figura de Elegguá como la de Echu (encarnación de las desgracias y problemas que acechan al hombre) quien vive en la calle, sabana o en el monte. Esta pareja Elegguá-Echu constituye, como bien señala Natalia Bolivar “la expresión mística de la inevitable relación entre lo positivo y lo negativo. Para los yorubas, la casa significa el refugio por excelencia, el lugar privilegiado contra los avatares del destino. En su misma puerta reside Elegguá, marcando con su presencia la frontera entre dos mundos: el interno, de la seguridad, y el externo, del peligro. Pero no puede haber seguridad sin peligro, ni sosiego sin inquietud y, por eso, la pareja Elegguá-Echu es indisoluble a pesar de su oposición. Elegguá protege el hogar y cuando en él se presentan problemas es que ha entrado Echu, el vagabundo”.
SINCRETISMO:
Elegguá suele sincretizarse con el Niño de Atocha, San Antonio de Padua y el Anima sola. Con el primero su relación se debe claramente a su condición de Dios encarnando la figura de un niño salvador, con San Antonio de Padua por haber tomado éste sus hábitos siendo muy joven y por ser representado con un niño en los brazos. El sincretismo con el Anima Sola se relaciona con los diversos caminos de Elegguá relacionados ambiguamente con la maldad, sin identificarse absolutamente con el Mal.
COLOR: Rojo y negro, que representan la vida y la muerte, el principio y el fin, la guerra y la tranquilidad, lo uno y lo otro.
NUMERO: 3, se le celebra el 6 de enero y el trece de junio.
MATERIALES: Tela de seda y piel de chivo.
ATRIBUTOS: Mariwó (a veces), garabato (para abrirse paso entre la maleza, forrado de piel de chivo y con cuentas), bandé con colores del iris, sombrero tricornio o de guano, cartera para llevar caramelos. Se le atribuyen igualmente todo tipo de objetos utilizados en juegos infantiles (papalotes, pitos, soldaditos, etc), así como tarros de venado o de chivo, cocos secos decorados.
COLLARES: Collares de cuentas negras y rojas.
ROPA: Chaquetilla, pantalón ceñido hasta la rodilla y gorro. Todas estas prendas en color rojo y negro (en ocasiones en forma de gayadura) y generalmente adornadas con cascabeles y cuentas.
COMIDAS FAVORITAS: abre camino, todo tipo de dulces y caramelos, pescado ahumado, bollitos, maíz tostado, bejuco, guao, hierba fina, siguaraya.
ANIMALES: Chivo y chivitos, pollos y gallos, ratones, judías, nevado y jicoteas. Su mensajero es el ratón y se le puede sacrificar pollos o chivos.
RECEPTACULO. Güiro o freidura de barro: “La piedra se manda a buscar en dependencia del camino que marca la letra (la loma, el río, el bosque, etc), y puede ser de distintas formas, aunque siempre de aspecto humanoide. Generalmente tres cauris figuran los ojos y la boca. Debe situarse detrás de la puerta y en contacto con el piso. Elegguá lleva cualquier tipo de elementos naturales, pero se emplea en dependencia del camino”. (Natalía Bolivar, los orishas en Cuba)
HIJOS: Los hijos de Elegguá suelen ser personas hábiles e inteligentes, contrastando estas cualidades con otros rasgos como: poco escrupulosos, inclinados a la corrupción y a la depravación. Suelen ser estafadores e intrigantes.
OTROS: Por lo general se le guarda en una mesita junto a la puerta de la calle en unión de Oggún, Ochosi y un juego de 9 herramientas.
REZO A ELEGGUÁ:
Elegguá oki ború ori bai
Bochile aluomi aomatieye olua atabansde
alahomaho moni bata adovidale jolo
yaguna eleku osuhu ombeleku sukún
jaroze asu ayé. Agó.
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