En Cuba, bajo la denominación genérica de arará, fueron introducidos esclavos africanos pertenecientes al grupo étnico ewe-fon, que habitaba los territorios del antiguo Dahomey. Ellos fueron conocidos por diversas denominaciones, entre las cuales podemos mencionar a: arará cuevano, arará magino, arará sabalú o sabaluno, arará dahomey, etc.
En la provincia de Matanzas fueron asentados muchos de estos esclavos africanos debido al florecimiento en la misma de la plantación azucarera. Las localidades de mayor presencia arará en nuestra provincia fueron Perico, Agramonte, Cárdenas, Jovellanos y Matanzas. En la actualidad, en las mismas, se conservan las prácticas mágico-religiosas de origen arará.
Las variantes que se conservan de estas formas de la religiosidad popular son las variantes Arará Magino, Arará Dahomey y Arará Sabaluno, respectivamente.
El sistema de deidades de esta expresión religiosa tiene sus variaciones en dependencia de las localidades donde se practique. Pero en línea general sus deidades tienen su equivalente en la Regla de Ocha.
Regla de Ocha - Regla Arará.
- Jurajó - Elegguá. - Ajuagún - Oggún. - Ferekete - Yemayá. - Hevioso - Changó. - Masé - Oshún. - Asojano - Babalú Ayé. - Addano - Oyá. - Ajosí - Obatalá. - Malé - Oddúa. - Naná Burukú - Naná Burukú.
Se debe enfatizar el hecho de que estas dos últimas deidades son representadas por ofidios (majáis jubo), características éstas que no están presentes en otras expresiones religiosas de origen africano en Cuba.
Otro aspecto a destacar, lo es la importancia que han tenido las ideas y representaciones mágico-religiosas arará en el culto a San Lázaro, Babalú ayé en la Regla de Ocha. Este orisha, deidad de las enfermedades de la piel y los huesos, es muy connotado en la religiosidad popular cubana. Para Unos es "Santo arará" y para otros de origen lucumí (yoruba), pero rey en 'tierra" arará.